🛡 Fortaleza en la fe

¿Por qué hay que creer en la Biblia?

Hay que creer en la Biblia porque es el único libro en el mundo cuyo autor principal es Dios —Creador de los cielos y la tierra—, lo que significa que cada una de sus páginas fueron escritas bajo la inspiración del Espíritu Santo, por lo que nos enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, el plan de salvación de Dios para la humanidad a través de Jesucristo.

“porque nunca profecía alguna ha venido por voluntad humana, sino que hombres movidos por el Espíritu Santo, han hablado de parte de Dios” (2 Pedro 1,21 BJ).

Los libros Sagrados que componen la Biblia, a diferencia de otros, no fueron escritos por voluntad humana, sino más bien, sus autores sagrados fueron movidos e inspirados por el Espíritu Santo a escribirlos en diferentes épocas, estilos literarios diferentes y en distintas lenguas (hebreo, arameo, griego).

“en la redacción de los libros sagrados, Dios eligió a hombres, que utilizó usando de sus propias facultades y medios, de forma que obrando El en ellos y por ellos, escribieron, como verdaderos autores, todo y sólo lo que El quería. […] los libros de la Escritura enseñan firmemente, con fidelidad y sin error, la verdad que Dios quiso consignar en las sagradas letras para nuestra salvación” (Conc. Vaticano ll, Dei Verbum, n. 11).

Así que hay que creer en la Biblia porque Dios —su autor—, escribió en sus páginas todo lo que quiere que sepamos para nuestra salvación.

“porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Tm 2,4).

Pero también, es importante conocer que la única Iglesia fundada por Jesús en el año 33 —la Iglesia Católica— es la autoridad que definió la lista de los 73 libros Sagrados que componen la Biblia (el Canon). La primera parte de la Biblia (el Antiguo Testamento) nació antes que la Iglesia. La segunda parte (el Nuevo Testamento) nació después de la Iglesia, y no fue sino hasta el Concilio de Roma del año 382, comandado por el papa Dámaso I, cuando la Iglesia Católica estableció la lista del canon bíblico.

“la santa Madre Iglesia, según la fe apostólica, tiene por santos y canónicos los libros enteros del Antiguo y Nuevo Testamento con todas sus partes, porque, escritos bajo la inspiración del Espíritu Santo, tienen a Dios como autor y como tales se le han entregado a la misma Iglesia” (Conc. Vaticano ll, Dei Verbum, n. 11).

Entendiendo que la Biblia surgió de la Iglesia y no al revés, podemos apreciar mejor la importancia del oficio de conservar e interpretar correctamente la Palabra de Dios oral o escrita (la Biblia), que por mandato divino le ha sido confiado los sucesores de los apóstoles: el Papa y los Obispos —el Magisterio de la Iglesia—.

“El oficio de interpretar auténticamente la palabra de Dios escrita o transmitida ha sido confiado únicamente al Magisterio vivo de la Iglesia, cuya autoridad se ejerce en el nombre de Jesucristo. Este Magisterio, evidentemente, no está sobre la palabra de Dios, sino que la sirve, enseñando solamente lo que le ha sido confiado, por mandato divino y con la asistencia del Espíritu Santo la oye con piedad, la guarda con exactitud y la expone con fidelidad, y de este único depósito de la fe saca todo lo que propone como verdad revelada por Dios que se ha de creer” (Conc. Vaticano ll, Dei Verbum, n. 10).

La Iglesia nos brinda seguridad y confianza para creer en la Biblia, ya que el Magisterio ha servido a la Palabra de Dios, guardando y exponiendo su mensaje con fidelidad, desde los tiempos apostólicos hasta ahora.

Por lo que concluimos que hay que creer en la Biblia porque Dios escribió en sus páginas todo lo que quiere que sepamos para nuestra salvación, y porque además dispuso que su mensaje (oral y escrito) fuera custodiado por su Iglesia Católica y Apostólica (el Papa y los Obispos) hasta nuestros tiempos.

Autor: Fernando H. Lee